sábado, 9 de febrero de 2008

Experiencias con la Muerte

Nada del otro mundo, pero interesante. Un caso sorprendente: una mujer atropellada se desprende de su cuerpo y ve su cuerpo en el suelo. Junto a ella, ve a sus abuelos muertos. Sigue aquí: Personas Cuentan Sus Experiencias con la Muerte. Un rápido viaje al más allá con boleto de vuelta.
Una luz al final del túnel y dejar sus cuerpos son parte de lo que ven y sienten aquellos que se encuentran al límite de entrar al mundo de los muertos.
La mayoría de las personas que han experimentado la muerte y han vuelto, señalan que ven una luz al final de un túnel. Muchos la siguen, pero no llegan hasta el final. ¿El por qué?, nadie lo sabe. Todo es un misterio en este fenómeno.
La muerte se puede definir tan sencillamente como lo contrario a la vida. Para muchos un paso más. Para otros el fin de todo. Lo claro es que nadie sabe a ciencia cierta cómo es. Sin embargo, hay algunos que sí pueden contar sus experiencias cercanas con la muerte.

Una Luz...

Carlos Silva (49 años) ha estado tres veces a punto de morir y en todas ellas ha sentido cómo su alma se desprende de su cuerpo y vuela en busca de una luz al final. "Tenía 20 años cuando tuve mi primer encuentro casi mortal. Venía de la casa de un amigo como a las 11 de la noche, iba caminando porque me quedaba a unas pocas cuadras de la mía. En eso veo que tres tipos se me acercan y me piden dinero, como era joven me resistí. Recibí cuatro puñaladas cerca de los pulmones".
Silva cuenta que después de eso, mientras se desangraba caminó hasta el hospital. "Nunca perdí la conciencia, porque sabía que tenía que llegar. Cuando lo hice, me derrumbé, sentí algo como si mi cuerpo flotara por encima de la gente. De pronto todo se volvió oscuro y al final se veía una luz tenue. No avancé mucho, porque de repente desperté cuando me hacían las labores de reanimación".
Algo parecido le sucedió a Ana Fuentealba (26), quien fue atropellada hace unos años. "Me bajé de la micro apurada, porque iba atrasada al preuniversitario. Crucé inmediatamente y no me percaté que estaba en verde el semáforo. Sólo cuando un auto me lanzó lejos. Me golpeé la cabeza y quedé inconsciente. En un momento desperté pero veía mi cuerpo botado en el suelo y alrededor mío mis abuelos que están muertos. Eso duró un par de segundos hasta que desperté en la ambulancia, mientras una paramédico me hablaba para que reaccionara".

Investigaciones Varias

Hace un par de años se publicó un libro llamado ‘Vida después de la vida', de Raymod Moody. Este psiquiatra estadounidense convirtió su investigación en el pie inicial para las próximas que se realizaron sobre el tema. A partir de esto, son cada vez más los médicos y científicos que buscan una explicación lógica a lo que le pasa a los pacientes con muerte clínica u otras experiencias. Es por ello que se han publicado una serie de estudios en revistas especializas que tratan de buscar el por qué de la situación.

Casa Embrujada

Casa embrujada. Dicen los vecinos que pena el alma de una novia que desapareció antes de la boda. Sigue aquí: Casona Está Embrujada. Los lugareños dicen que en las noches de invierno se ve una novia en el camino a Quilacoya.

En el camino entre Hualqui y Quilacoya existe una vieja casona abandonada. Según los habitantes del lugar, la casa estaría embrujada.

Cuenta la leyenda, sistematizada en el libro del profesor Luis Espinoza, que los dueños eran personas ricas e influyentes y no faltaron quienes comentaron que la riqueza provenía de un pacto con el demonio. El maligno, a cambio de plata pedía las almas de la servidumbre y cuando se acabaron los empleados pidió el alma de una niña.
Vecinos del lugar dicen que la muchacha se iba a casar con su novio cuando desapareció y hoy, en las noches, se ve en el camino la silueta de la novia.

La República
Después que Chile logró su independencia, la ciudad tuvo un período de hambre y postración económica. Debido al abandono, un grupo de vecinos decidió llamar la atención organizando una rebelión. El levantamiento se llamó ‘República Independiente de Hualqui'. Las autoridades penquistas no tardaron en restablecer el orden y Hualqui volvió a ser parte de Chile.

Llanto de Niño Fantasma

Una curiosa nota, sobre el fantasma de un niño que llora. Policía confundida rastreó riberas de río. Sigue aquí: Llanto de Niño Fantasma Aterra a los Habitantes de la Población Lanín. Sollozos y gritos de un niño perdido clamando ayuda en medio de la oscuridad de la noche es lo que escucharon vecinos de la Población Lanín de Temuco, quienes ante la impotencia y la aterradora situación decidieron denunciar el caso ante el Ministerio Público.
Este increíble hecho de un niño, hasta ahora fantasma, que clama ayuda entre lamentos y llantos quedó al descubierto la tarde del martes. Un transeúnte que pasaba por la parte posterior del Supermercado Líder, escuchó que el llanto inconfundible provenía de los matorrales ubicados en un accidentado terreno que separa el canal Gibbs del límite de la Población Lanín.

En medio de la oscura y gélida noche este temuquense comenzó a pedir ayuda desesperado, estaba seguro que allí, cerca de la ribera del canal, había un pequeño que pedía auxilio. No demoró en llamar a Carabineros, cuyos efectivos de inmediato le comunicaron al fiscal Cristián Paredes lo ocurrido.
Ayer el funcionario del Ministerio Público confirmó que la tarde del martes se inició un operativo en el lugar para dar con el pequeño. Pese a la búsqueda que se prolongó hasta altas horas de la noche no se encontró nada y es por eso que ayer decidieron reanudarla.

Efectivos de la Unidad de Rescate de la Tercera Compañía del Cuerpo de Bomberos, a lo que se sumaron voluntarios de la Brigada Forestal, comenzaron a desmalezar el sector en busca de algún indicio para esclarecer este increíble y escalofriante caso.

En tanto, buzos del Grupo de Operaciones Especiales (Gope) de Carabineros rastrearon el canal Gibbs que pasa por el sector, pero no hallaron indicios de ropa u otros elementos que dieran cuenta de la presencia de un niño en el lugar.
"A veces los gatos lloran como guagua, los patos y las taguas hacen sonidos similares", comentaba ayer un incrédulo trabajador que barría la calzada que bordea el riachuelo.
A los vecinos de la Población Lanín y de la Villa San Andrés, el hecho los tiene con los pelos de punta. No saben cómo explicar lo ocurrido, cómo relatar lo que parece el llanto desconsolado de un niño que pide ayuda en medio de la oscuridad de la noche, como si estuviera en el más absoluto abandono.

Hipótesis


Al escuchar los llantos y los gritos del pequeño se pensó en el abandono de un menor, en un nacimiento no deseado o en un infanticidio, pero hasta ahora esta historia es un puzzle policial, que revela que muchas veces la realidad supera la ficción, y que querámoslo o no, hay cosas que no tienen explicación.

La Armada Reconoce Avistamiento de Ovni

Estos días se celebró en Viña del Mar, un congreso sobre ufología. En este se mostraron documentos y videos desclasificados de la armada chilena, en los que reconoce avistamientos de objetos voladores no identificados. Sigue aquí la nota:

Desclasifican archivos de impactante observación registrada en video. Un impactante video que muestra un objeto brillante volando sobre buques de la Armada en el litoral antofagastino, fue desclasificado y mostrado por primera vez en público en un congreso que reunió a expertos en la materia.
El ovni (objeto volador no identificado) fue captado por los radares de las naves e incluso seguido por un helicóptero de la institución, hasta que se perdió en el firmamento. El material inédito causó conmoción entre los participantes de las X Jornadas Internacionales de Ufología, encuentro que ayer terminó en Viña del Mar.
Rodrigo Fuenzalida, presidente de la Agrupación de Investigaciones Ovniológicas de Chile (AION) y organizador del evento, fue quien desclasificó el video, que recibió tiempo atrás en la más completa confidencialidad, pero que recién ahora se atrevió a publicar. El hecho ocurrió el 22 de noviembre de 2000.

Video
El video sorprendió a los expertos en el fenómeno Ovni por su claridad. En él se aprecia un grupo de fragatas y sobre ellas un objeto luminoso que sigue a las embarcaciones. La evidencia Ovni se registra a partir de las 15.15 horas.
"Fue detectado por los radares a una baja altura, incluso activó los sonares de emergencia, lo que revela que efectivamente algo hubo", aseguró Fuenzalida en contacto telefónico con este Diario.
La decisión de desclasificar el archivo seis años después de lo ocurrido, obedece a que los investigadores de AION querían tener certeza de que efectivamente era un objeto no identificado el que aparece en la cinta, además de garantizar seguridad a la persona que suministró la grabación.
En algún momento se pensó en un globo estratosférico en alta atmósfera lanzado desde Brasil (base Baurú), pero por las características del vuelo, la altura y la aparición en los radares, se descartó esta hipótesis.
"Este video es interesante porque muestra a la Escuadra Nacional y sobre ella volando un objeto volador no identificado a plena luz del día, que fue captado en radar y activó un dispositivo de persecución", aseguró. El otro valor del material es que "revela que las Fuerzas Armadas captan y registran estos fenómenos".

Cerro Moreno
No es la primera vez que un avistamiento de tal magnitud es captado en la zona. De hecho, uno de los registros más impresionantes de la ufología nacional ocurrió en cielos antofagastinos, en las cercanías de la Base Cerro Moreno.
En 1978 apareció una traza enorme en los radares de dos F-5, que revelaba la presencia de un objeto gigantesco. Fue el entonces capitán y jefe de operaciones del grupo Nº 7, general (r) Hernán Gabrielli, quien lo divisó.
"Era algo con la forma de un puro rodeado de humo, como una fumarola, del tamaño de 10 a 15 portaaviones alineados", relató el ex oficial a ‘El Mercurio de Antofagasta' tiempo atrás. Los aviones trataron de acercarse, pero el Ovni desapareció a "unos 80 mil kilómetros por hora, porque en un segundo se esfumó".
Rodrigo Fuenzalida dijo que la Segunda Región tiene condiciones excepcionales para estos avistamientos, como la claridad de sus cielos, grandes extensiones de terrenos deshabitados, baja densidad poblacional y recursos naturales que puedan llamar la atención de otras formas de vida. "Puedes esconder cualquier tipo de cosa en el desierto sin que nadie se entere", aseguró.

Ovnis en el 11-S


los Ovnis en las Torres Gemelas, ese 11 de Septiembre cuando fue el atentado. Lo que hace especular la presencia de ovnis es en las grabaciones y fotos donde aparecen extrañas luces como vigilando el suceso, además de que aparecieron "rostros demoníacos" entre el humo de los impactos a las torres.

Abducción - Parte I

elatos procedentes de los más remotos rincones del planeta nos advierten de una escalofriante realidad: desde los albores de la Humanidad miles de personas han sido arrebatadas de su hábitats naturales por lo que parecen ser entidades extraterrestres. A bordo de sus súper-máquinas han sido concienzudamente examinados, para al poco tiempo ser devueltos al lugar donde fueron capturados, con la memoria del dramático incidente prácticamente borrada. Desde ese momento, las vidas de estas personas

Las abducciones suelen producirse por la noche. Tras ver una luz potentísima, el candidato abducido ve cómo se acercan al automóvil unos seres pequeños y macrocéfalos que, tras anular su voluntad, lo llevan a bordo de una nave.

La evidencia no deja lugar a dudas. Centenares –tal vez miles– de semejantes nuestros han sido secuestrados por presuntos «extraterrestres», para ser llevados a bordo de sus supernaves y ser sometidos allí a una compleja manipulación psíquica y física, con fines que desconocemos hasta ahora. Según los investigadores norteamericanos John Schuessler –ingeniero de la NASA– y Richard Niemtzow –exobiólogo– contamos con al menos ciento treinta casos de secuestros conocidos. Ambos investigadores tomaron esos episodios para tratar de encontrar patrones de comportamiento comunes en semejantes relatos, y hallaron una amplia gama de coincidencias verdaderamente asombrosas, que nos obligan a creer en la realidad objetiva de tales hechos.

El proyecto VISIT, nombre que recibió el trabajo llevado a cabo por Schuessler y Niemtzow, realizó asimismo un retrato robot del tipo de entidades más frecuentemente reportadas en los sucesos (de apariencia humanoide, con una estatura media de 1,20 metros, cabeza desproporcionadamente voluminosa, ojos muy grandes y prolongados lateralmente, piel grisácea, boca y nariz apenas esbozadas y brazos muy largos), y trazó las líneas maestras que se encuentran en todo relato fidedigno de «secuestro OVNI». Por su parte, el folklorista Thomas E. Bullard consiguió demostrar en un monumental estudio que realizó sobre trescientos nueve casos de este tipo, que estos episodios siguen un orden tan sorprendente como revelador, y en el que destacan ocho episodios clave. A saber: captura, examen, deliberación, excursión, viaje a otros mundos, teofanía, regreso y consecuencias. Si bien todos los elementos no aparecen en todos los casos, sí hay un 84 por ciento de situaciones en los que el orden se cumple matemáticamente.

Estamos hablando de abducciones.

¿Qué Significa El Término Abducción?

A esta clase de extraños incidentes vinculados a la fenomenología OVNI los ufólogos los denominamos «abducciones». Según el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, este término significa, en el contexto jurídico, «rapto por persuación o violencia». A él le siguen cuatro acepciones más que corresponden a la Filología y la Lógica, la Milicia y la Zoología, que aquí no nos interesan. De hecho, los ufólogos han adoptado esta palabra a su terminología teniendo sólo en cuenta la primera definición, pudiéndose precisar que en Ufología, «una abducción es el supuesto secuestro de uno o varios seres humanos por presuntos extraterrestres». Obsérvese que aquí se emplea la misma terminología prudente y aséptica que en España utiliza, por ejemplo, la prensa diaria y el Ministerio del Interior para referirse a los secuestros practicados por bandas terroristas. Todo el mundo es «presunto» y «supuesto», mientras no se demuestre lo contrario. Se parte, siempre, de la presunción de los hechos.

Las «Leyes Del Misterio»

El abducido una vez dentro de la nave, es despojado de sus ropas y se le somete a un reconocimiento médico, complementando con la implantación de «algo» en la nuca o bajo el cuero cabelludo.

Desde ahora, emplearemos el término abducción únicamente en su sentido ufológico. Después de más de cuarenta años de investigaciones sobre el particular, estamos en condiciones de afirmar que conocemos aproximadamente un millar de casos de abducción en todo el mundo, destacando por su mayor incidencia las zonas geográficas de América del Norte y del Sur. Aunque presumimos igualmente que este número es sólo «la punta del iceberg», ateniéndonos a las características intrínsecas del fenómeno que nos ocupa, y que a continuación detallamos.

En primer lugar, está la amnesia –o «tiempo perdido» en el argot que popularizó al principio de la década de los ochenta el investigador neoyorquino Budd Hopkins– del sujeto o sujetos abducidos. Esta amnesia casi siempre impide a los protagonistas recordar el meollo del incidente y hasta ahora sólo hemos podido vencerla con el uso de técnicas de regresión hipnótica, mediante las cuales se somete al abducido a un estado de hiperrelajación en el que las imágenes que la memoria consciente se resiste a recordar afloran progresivamente. Es muy posible que el abducido recuerde el principio del episodio: por ejemplo, una luz muy fuerte que le cierra el paso mientras viaja de noche en su automóvil; una estrella que cae del cielo y se posa en un prado cercano, donde se resuelve en un «platillo volante», un súbito paro de todos los sistemas eléctricos del automóvil, un tiempo perdido, unas horas en las que el sujeto no sabe dónde ha estado, etc. Si algunos de estos particulares llega a oídos de un investigador y éste propone una hipnosis al sujeto –que éste acepta– es muy probable que entonces podamos recuperar un caso más para los anales del fenómeno abducción.

Mediante la regresión hipnótica, distinguidos profesionales como el psiquiatra norteamericano Dr. Leo Sprinkle, el psiquiatra de la misma nacionalidad Dr. Berthold Schwarzy el hipnólogo e ingeniero, también estadounidense, Dr. James Harder, han conseguido obtener relatos de varios centenares de abducciones. Este último investigador llegó a estudiar ciento cuatro casos, de los cuales el 39 por ciento eran varones y un 16 por ciento se trataba de niños acompañados de adultos. El 50 por ciento eran parados o trabajadores no especializados, un 10 por ciento oficinistas y alrededor de un 5 por ciento estudiantes universitarios. Lo que en líneas generales «implica un nivel ocupacional o educativo relativamente elevado».

Hay algo que sorprende de entrada en estos testimonios, y es su enorme coherencia, así como el parecido que todos presentan entre si. Hasta tal punto es así porque, según explica el estudioso británico John Rimmeren su obra The Evidence for Alien Abductions (1984), basándose solamente en relatos bien documentados ha podido construir un «modelo» de abducción, según el cual las personas abducidas (pertenecientes a ambos sexos, aunque con preponderancia del masculino) son seres humanos sanos, normales y no interesados particularmente por el problema OVNI. Más adelante examinaremos con mayor detalle y detenimiento sus características físicas y mentales.

Continuando con el «modelo» de abducción, ésta suele producirse de noche, en una carretera comarcal, por ejemplo (el impacto del fenómeno sobre automovilistas es muy elevado). Tras ver una luz potentísima o, en el mejor de los casos, el «platillo», el candidato a abducido ve acercarse al automóvil unos seres pequeños, macrocéfalos (de gran cabeza) que, tras anular su voluntad lo llevan a bordo de una «nave», donde el testigo observa una luz uniforme que no parece surgir de ninguna parte, y una «cámara de mando» con consolas, sillas a veces de conformación muy particular e «imposible» (terminadas en punta «por abajo»), en las que se sientan unos humanoides idénticos a los que le han secuestrado, que manipulan botones luminosos, palancas y diales. También se observa la presencia de pantallas, que suelen ser comparadas con nuestros monitores de televisión por el abducido. No tardará mucho nuestro sujeto en ser pasado a una cámara contigua, de aspecto clínico, con paredes blancas y una «mesa de operaciones», semejantes a las de los quirófanos, en el centro del habitáculo.


El patrón de la persona abducida suele ser un sujeto normalmente joven y al que no le interesan, en gran medida, el fenómeno OVNI. En muchos casos se les implanta un pequeño artefacto, posiblemente para realizar un seguimiento del sujeto y de sus acciones.

Una vez allí, el abducido es despojado de sus ropas, y se le somete a lo que parece ser un «reconocimiento médico». Este es llevado a cabo por los propios humanoides, aunque no son pocos los casos en que las tareas clínicas son llevadas a término por entidades que parecen estar en un plan de dependencia de otras, generalmente más altas y más «humanas», que aplican diversos aparatos al abducido, le toman muestras de sangre, a veces de semen, de cabellos, de piel, etc., y si se trata de una mujer, le hacen lo que parece ser un «reconocimiento ginecológico», introduciéndole por el ombligo una larga aguja, como en el caso de Betty Hill, admirablemente descrito por John G. Fuller en su obra El Viaje Interrumpido (1966). Por cierto que hoy en día hay algunos ginecólogos que se muestran sorprendidos al ver reflejado en este célebre caso de 1961 una técnica de ovaroscopia no puesta en marcha hasta fechas muy recientes y que, por tanto, no existía en la época en que el matrimonio Hill vivió su experiencia.

Este examen físico se complementa a veces con la «implantación» de «algo» (¿un microaparato?) en la nunca o bajo el cuero cabelludo del abducido. Sin embargo, a pesar de todos los esfuerzos empleados en tratar de localizar estos implantes, muy pocos casos han acabado arrojando alguna clase de «prueba». Sin ir mas lejos, el 25 de Septiembre de 1986 la revista norteamericana Nature publicaba una inquietante carta firmada por siete miembros del Departamento de Genética del Hospital Wiston Churchill, de Oxford, en la que pedían ayuda para identificar un misterioso objeto que habían detectado en unos rutinarios análisis cromosómicos de un paciente. El objeto parecía manufacturado, y presentaba la apariencia de un crucigrama, con cuadros negros y blancos. Hasta hoy ninguno de los intentos de aclarar el enigma han resultado válidos, y el «implante» sigue desafiando a la opinión médica.

El norteamericano William Hermann, según explica en UFO Contact from Reticulum (1981), abducido varias veces por enanos macrocéfalos, denomina a la cámara donde tienen lugar todas estas maniobras clínicas «cámaras de inculcación». Y creemos que se trata de un nombre muy apropiado, pues sospechamos que el objetivo final de las abducciones de seres humanos es precisamente ése: la «inculcación» de unas órdenes que ni la hipnosis posterior más profunda puede desvelar. En efecto: cuando se llega en la regresión hipnótica a este punto, el corazón del abducido se acelera, llegando a alcanzar hasta 120 pulsaciones y obligando a suspender la experiencia para no poner en peligro su vida. Este fenómeno se pudo constatar, entre otros casos, durante la hipnosis del abducido español Julio F., que fue llevado a bordo de un OVNI en las proximidades de Medinaceli (Soria) en 1978. El investigador y psicólogo Germán de Argumosa, presente en las sesiones de hipnosis regresiva, señaló que si fuese un fraude, hubiera resultado imposible provocar tal aceleración cardiaca.



Retrato Robot Del Abducido


Las entidades extraterrestres indentificadas por las personas abducidas, suelen ser de pequeña estatura, macrocéfalos y de grandes ojos.

La gama o espectro de los abducidos es muy estrecha, hasta el punto de que casi se puede realizar su retrato robot o identikit. Se trata generalmente de hombres o mujeres jóvenes (no mayores de 35 años), sanos de cuerpo y espíritu, de un coeficiente intelectual superior al normal de la población, sin el menor rasgo psicopatológico, buenos y sencillos. No necesariamente tienen que ser personas muy cultas. Abundan entre ellos las personas pertenecientes a profesiones no intelectuales: campesinos, camioneros, agentes del orden, amas de casa, etc. Muchos de ellos nunca mostraron el más mínimo interés sobre el fenómeno OVNI, y sin conocimientos sobre el mismo (y mucho menos sobre algo tan particular y concreto como son las abducciones).

No conocemos un solo caso de abducción de un científico, un militar de alta graduación, un sacerdote de cualquier religión, o un político. Dijérase que a los raptores les interesa únicamente el hombre químicamente puro, el hombre no condicionado, las mentes vírgenes o abiertas; no cargadas de conocimientos inútiles ni esclerosadas. ¿Para escribir en ellas como en una pizarra? Tal vez.

Existe un caso particular en los hitos abduccionistas de este fenómeno, que ilustra maravillosamente el hecho de que sólo les interesan sujetos jóvenes. Fue publicado en la revista Flying Saucer Review en Diciembre de 1983 por el investigador Ornar Fowler, y sitúa los hechos de la siguiente manera: un caballero de setenta y siete años, que una mañana temprano estaba pescando con caña cerca de Aldershot (Gran Bretaña) a orillas de un canal, fue invitado a subir a bordo de un «disco volante» por los dos ocupantes del mismo. Se trataba de dos humanoides de gran cabeza, del tipo comúnmente reportado, vestidos con un ajustado «mono de vuelo» plateado. Cuando el anciano caballero –que aceptó encantado la invitación– se encontró a bordo de la nave, los dos humanoides parecieron conferenciar, y uno de ellos, volviéndose hacia el abducido, le comunicó telepáticamente que se habían equivocado de objetivo, por culpa de la difusa luz del amanecer, tomándolo por una persona más joven. «Usted es demasiado viejo y no nos sirve».

Este es un case in point que demuestra perfectamente que los ocupantes de los OVNIs sólo están interesados en miembros jóvenes y sanos de nuestra propia especie. Pero, ¿a qué se debe? ¿A qué propósito obedece semejante selección?

Durante todos estos años de investigación del fenómeno, psiquiatras y psicólogos mal informados, que no conocen en absoluto este aspecto de la fenomenología OVNI, tienden a considerar como psicópatas a los sujetos que afirman haber sido abducidos. Así lo hace, por ejemplo, el psiquiatra español Dr. Antonio F. Bueno Ortega, al enjuiciar el caso de Próspera Muñoz, un ama de casa afincada en Gerona, y que fue abducida cuando sólo contaba siete años de edad en Jumilla (Murcia), recordando los hechos treinta años después, sin necesidad de hipnosis. Citando del libro de texto en el que aprendió la carrera, y tras ofrecer al lector una «lección magistral», dice el Dr. Bueno Ortega en su análisis publicado por la excelente revista Cuadernos de Ufología que Próspera Muñoz sufre un «Delirio Sistematizado Transitorio», corriendo «el serio peligro de ser una esquizofrénica».




La Experiencia Clamar-Hynek


Son muchos los casos en el que los individuos abducidos sufren una pérdida de tiempo y memoria, durante el lapso de tiempo que ha durado la abducción. Con el tiempo y a veces con la ayuda de la hipnosis, van recobrando aquella experiencia vivida.

Es natural que el buen doctor llegue a estas conclusiones si se conoce y se estudia un solo caso de abducción, aislado de la casuística general y de las constantes que reinan en la misma, lo más natural para un psiquiatra freudiano es considerar delirante al sujeto que hace tales aseveraciones. Pero la cosa cambia si se examina el caso dentro del contexto general de un fenómeno repetido cientos de veces en todo el mundo, y protagonizado por personas que no se conocen entre sí, en épocas y países distintos. Cuando Próspera Muñoz se dirigió al investigador Antonio Ribera en 1981 para exponerme su caso, le ofreció una serie de detalles y constantes que conocía por figurar en otros casos de abducción, pero que ella no podía conocer puesto que en ninguna publicación española de las que estaba a su alcance se habían publicado dichos casos. La mayoría de ellos sólo habían aparecido en revistas especializadas inglesas, francesas o norteamericanas.

Por suerte, la comunidad psiquiátrica está cambiando sus posturas ante el fenómeno abducción. Desde 1989 existe en EE.UU. un centro coordinado por la doctora Rima E. Laibow, llamado TREAT (siglas de Tratamiento e Investigación de los Traumas Anómalos Vividos) que ha decidido pasar a la acción, diagnosticando y tratando las secuelas psicomentales que deja un caso de estas características, sin querer adentrarse en el origen extraterrestre del fenómeno, ya que cuando lo intentaron, la comunidad ufológica en pleno se levantó ante lo que creía era una «intromisión» en su territorio, por parte de las mentes aprioristas de estos especialistas clínicos. No obstante, la incursión de expertos en cuestiones mentales dentro del mundo de las abducciones cuenta con notables precedentes, como es el experimentado de la doctora Aphrodite Clamar.

Con la asistencia de Ted Bloecher y Budd Hopkins, y gracias a una subvención de la Fund for UFO Research (FUFOR), se realizó el más revelador test jamás realizado a sujetos abducidos. El Dr. J. Allen Hynek –director del Center for UFO Studies– expuso los resultados de dicha prueba en un artículo memorable en la revista International UFO Reporter, que tituló Los abducidos son gente «normal» (1984). Resumido, el experimento consistió en lo siguiente: que un doctor en psicología sometiese a la panoplia de test ordinarios de los exámenes psicométricos (Rorschach, TAT, Wechsler, etc.) a unos sujetos presuntamente abducidos, pero sin que el psicólogo que efectuaba el test conociese este particularísimo detalle. Es posible, en este caso, que la psicóloga Dra. Slater que hizo los tests pensase que se trataba de hacer una evaluación sobre la personalidad psíquica y emocional de aquellas personas, acaso seleccionadas para ocupar puestos de responsabilidad en una empresa. Envió luego los resultados de estos tests a la Dra. Clamar, para que ésta hiciese una evaluación final.

El número de sujetos escogidos para esta prueba fue de nueve. Los cinco hombres y las cuatro mujeres escogidos eran jóvenes, con grados universitarios; cuatro eran solteros, cuatro divorciados y uno casado. Y cada uno de ellos había sufrido, al parecer, una abducción a bordo de un OVNI. Tenían «tiempo perdido» y habían experimentado en sus carnes un contacto, seguido de un detallado examen médico por parte de «extraterrestres».

Los resultados del test fueron sorprendentes. Escribe la Dra. Clamar en su informe final: «Uno de los aspectos positivos de este grupo es su inteligencia superior a la media De acuerdo con la escala de inteligencia Wechsler para adultos, uno de los sujetos posee un IQ (Coeficiente Intelectual) del tipo Muy Superior, y cinco de ellos presentaban un IQ comprendido en la gama del Promedio Brillante. Sólo tres de los nueve se hallan comprendidos en el tipo medio, aunque todos se encuentran en la parte más alta de este tipo».

Se trata, además, sigue diciendo la Dra. Clamar, de sujetos con una vida interior relativamente rica y –esto es muy interesante– dominados por una actitud que les hace estar constantemente alerta. Y concluye: «Hay poco que los una como grupo en lo que se refiere a las manifestaciones abiertas de sus personalidades... (son) muy distintos, inusuales e interesantes en cuanto sujetos».

Abducción - Parte II

También la ansiedad que demostraron en diversas ocasiones parece apuntar hacia un «terrible secreto» oculto en lo más recóndito de su mente... lo cual tiene mucho sentido si estos sujetos habían sido efectivamente abducidos, con el trauma psíquico que tal suceso puede originar.


El Gran Secreto

El arco de triunfo de Tito, en el foro de Roma, muestra la gran menorah (candelabro de seis brazos), las trompetas de plata y lo que podría ser el Arca de la Alianza, todo ello tesoros del templo de Salomón.

También la ansiedad que demostraron en diversas ocasiones parece apuntar hacia un «terrible secreto» oculto en lo más recóndito de su mente... lo cual tiene mucho sentido si estos sujetos habían sido efectivamente abducidos, con el trauma psíquico que tal suceso puede originar.

La reacción de la Dra. Slater, cuando al término del experimento se le reveló que aquellos nueve sujetos habían sido probablemente abducidos a bordo de una nave extraterrestre, fue de asombro e incredulidad. Budd Hopkins le dijo entonces que algunos de ellos, con sus casos correspondientes, figuraban en su libro sobre abducciones Missing Time (1981), un ejemplar del cual ofreció a la doctora. El resultado de esta revelación fue un apéndice de ocho páginas, que la Dra. Slater añadió a su informe original. Este apéndice decía, entre otras cosas: «La principal y más crítica cuestión es la de si las experiencias reportadas por los nueve sujetos podían ser explicadas estrictamente en base a la psicopatología, es decir, de un desorden mental. La respuesta es un rotundo no.

Si las supuestas abducciones fuesen fantasías confabuladas, basadas en lo que sabemos sobre los desórdenes mentales, en tal caso sólo podrían provenir de mentirosos patológicos, esquizofrénicos paranoides y caracteres muy perturbados y extraordinariamente raros tipos histeroides, sujetos a estados de fuga y/o a múltiples cambios de personalidad... Es importante observar que ninguno de estos sujetos, si tenemos que hacer caso a los datos proporcionados por los tests, caen dentro de ninguna de estas categorías. Por consiguiente, si bien los tests no pueden demostrar en modo alguno la veracidad del informe de abducción por un OVNI, podemos concluir que los hallazgos realizados a través de los tests no están en contradicción con la posibilidad de que las abducciones reportadas hayan ocurrido de hecho. En otras palabras, no existe una aparente explicación psicológica para lo que informan estos sujetos».

Y a continuación la Dra. Slater hace una afirmación obvia: si las personas sometidas a examen hubiesen tenido tales experiencias de abducción, algunos de los resultados obtenidos en los tests ya hubieran sido de esperar.

Los rasgos psíquicos traumáticos que todos los examinados presentaban pueden ser comparados, según la Dra. Slater, a los que presentan las víctimas de una violación, por ejemplo. Pero, aparte de la ansiedad y el sentimiento de «violación» que los nueve presentaban, por lo demás eran personas absolutamente normales. Es más: por encima de lo normal por lo que a inteligencia y creatividad se refiere, aunque su temor subconsciente diera una leve componente paranoide, muy explicable.



La Teoría Del «Trauma Natal»

Algunos investigadores partidarios de la teoría del «trauma natal», creen que las abducciones son recuerdos que los individuos afectados tienen del momento de su nacimiento, y que interpretan dentro del contexto OVNI.

El test realizado por las doctoras Slater y Clamar –que ya ha marcado un hito histórico en la investigación OVNI– parece indicar que los nueve sujetos sufrieron una experiencia real.

Y es precisamente éste el eje de toda la cuestión. ¿Son eventos reales las abducciones? ¿Son, por el contrario, episodios puramente imaginarios, fabulaciones creadas por el sujeto supuestamente abducido? Las implicaciones que se desprenden de cada una de estas posibilidades son muy distintas, y muy graves en ambos casos.

Si las abducciones son reales, entonces no hay más remedio que admitir que alguien está realizando unas experiencias, unos estudios con seres humanos, con finalidades que no alcanzamos a ver.

En cambio, si se trata de sucesos imaginarios, entonces nos encontramos ante una creación del inconsciente colectivo de la Humanidad. Como en su momento aseguró Wray Herbert, editor de la prestigiosa revista estadounidense Psychology Today, al analizar el libro de Whitley Strieber Comunión (1987) donde éste narra en primera persona sus experiencias múltiples de abducción, «si estamos ante una alucinación... se trata de una alucinación masiva que involucra a amigos, familiares y cientos de otras personas aludidas en el libro». Quizá, siguiendo la línea psicologista de análisis de esta cuestión, nos encontramos ante la aparición de nuevos arquetipos, como postulaba el eminente psicólogo suizo Dr. Carl Gustav Jung para explicar los OVNIs acudiendo a la imagen del mandala arquetípico, tal como explica en su obra Un Mito Moderno (1958). Pero si el mandala es válido, por sus características (forma perfecta circular) para explicar algunos casos de OVNIs, con las abducciones lo que tenemos es un pequeño psicodrama, demasiado complicado para ser arquetípico.

Pero aún hay una tercera «explicación». Es la avanzada por el sociólogo norteamericano Alvin H. Lawson, tras una serie de experimentos en los que fue asistido por el hipnólogo Dr. William C. McCall. Esta teoría se conoce como «hipótesis del trauma natal». Para formularla, Lawson sometió a hipnosis, en cuatro sesiones, a dieciséis estudiantes en 1977. Una vez sofronizados, se presentó a los sujetos un formulario compuesto por nueve preguntas, que reproducimos a continuación:

Imagine que está usted en su lugar predilecto, relajado y cómodo, cuando de pronto ve un OVNI. Describa lo que ve.

Imagínese usted a bordo de ese OVNI. ¿Cómo sube a bordo?

Imagine que está usted en el interior del OVNI. Describa lo que ve.

Imagine que está viendo algunas entidades o seres a bordo de ese OVNI. Descríbalos.

Imagine que esos seres le hacen un examen físico. Describa lo que le ocurre.

Imagine que recibe usted una especie de mensaje de los ocupantes de dicho OVNI. ¿Qué dice ese mensaje y cómo se lo comunica?

Imagine que le devuelven al lugar donde usted estaba antes de ver al OVNI. ¿Cómo llega hasta allí y qué es lo que siente?

Imagine que ha pasado algún tiempo desde que tuvo ese encuentro con el OVNI. ¿Hay algo que indique que su personalidad o sus funciones fisiológicas y/o psicológicas han sido afectadas de algún modo por su experiencia OVNI?

El inconveniente que presenta este interrogatorio, es que predispone al sujeto a dar unas respuestas determinadas; no ocurre así con un buen interrogatorio de un «auténtico» abducido, en el que el interrogador se limitará a pedirle que relate sus experiencias, sin darle «pistas», como ocurre con el formulario Lawson-McCall. Las respuestas obtenidas por estos dos investigadores se ajustan a lo preguntado, y configuran en cierto modo una «parodia» de una «verdadera» abducción.

Por otra parte, afirma Lawson que la forma «fetal» de los pequeños humanoides macrocéfalos evoca –de acuerdo con su teoría del trauma post natal, que expuso ampliamente en la obra Lo Imaginario en el Contacto OVNI (1990)– la forma, precisamente, del feto humano. Sin embargo, no comprendemos cómo el recién nacido –de ser correcta esta teoría– se ve a sí mismo como un feto. Esto, sencillamente, resulta absurdo.

Asimismo, nos parece absurdo que la «escenografía» de la abducción reproduzca la del quirófano o sala de maternidad, donde tiene lugar el alumbramiento. Según Lawson, el sujeto recordaría a los doctores y las enfermeras que rodeaban a su madre en el momento del parto, y la propia sala brillantemente iluminada.

Admitamos que esto pueda ser cierto para personas nacidas en estas circunstancias. Pero ello nos llevaría a realizar una investigación –imposible en muchos casos– para saber cuáles fueron las circunstancias que rodearon el nacimiento de los abducidos. Algunos, por la fecha del incidente (1957 para Antonio Villas Boas; 1961 para Betty y Barney Hill), nacieron casi a principios de siglo, donde los partos no se realizaban por lo general en las condiciones clínicas y asépticas de la actualidad, sino muchas veces en la propia casa materna, y con la intervención de la comadrona, figura que hoy prácticamente no existe ya, a excepción de su presencia generalizada en países subdesarrollados clínicamente. Antonio Villas Boas, por ejemplo (fallecido en 1985 a la edad de 52 años), habría nacido en 1933, pues tenía veinticuatro años en el momento de producirse su famosa abducción en Ponte Porâ. No creemos que en pleno sertâo brasileño, y en 1933, los partos se realizasen en impolutas clínicas, sino que probablemente tendrían lugar en la propia casa, a la luz de las velas si era de noche y contando con la asistencia de unas cuantas comadres. Este punto –muy importante– ha sido olvidado por todos los críticos de la hipótesis Lawson-McCall.

Volvamos momentáneamente al caso de Próspera Muñoz, ampliamente expuesto en la obra En el túnel del Tiempo (1984). Es necesario ver este caso sobre el contexto de casos mundiales similares, donde la abducción de niñas y niños entre 7 u 8 años es un hecho bastante frecuente. De hecho, el ufólogo neoyorquino Budd Hopkins admite ahora que muchas de las experiencias de abducción de los casos que ha tenido la ocasión de investigar se remontan a los primeros años del testigo. «También descubrí –señala Hopkins– el intranquilizante hecho de que la abducción no es un episodio que se da sólo una vez, sino que parece ser un proceso continuado, que se inicia en la niñez y reaparece más tarde».

Por su parte, la excelente investigadora francesa Geneviève Vanquelef reúne bastantes de estos «raptos infantiles» –prácticamente todos los conocidos– en su obra OVNI: Interventions-Captures (1985), que es sin duda el más completo catálogo que existe publicado sobre estos hechos. Visto así resulta que Próspera Muñoz se convierte en una más de las docenas de niñas abducidas... –y generalmente seguidas o monitoreadas, en el argot ufológico angloparlante– luego, durante el curso de sus vidas.



¿Sucesos Reales o Imaginarios?

El contacto con los seres extraterrestres, suele ser en la mayoría de los casos telepático, según relatan posteriormente las personas que han tenido el contacto.

La verdadera pieza angular de este rompecabezas que presenta el enigma de las abducciones consiste en saber si se trata de eventos reales («actual happenings») o imaginarios («imaginary happenings»). Depende de cuál sea la respuesta que se dé a esta pregunta, que se marquen nuevos rumbos a la investigación ufológica. Si la respuesta es que las abducciones son reales, entonces las implicaciones de ello son enormes: como ya hemos dicho, significaría que un equipo o equipos de entidades de origen desconocido (extraterrestres, ultraterrestres o procedentes de «n» dimensiones), estarían programando a semejantes nuestros, con finalidades que sólo podemos intuir levemente.

En el segundo caso, tal y como insisten autores que a continuación mostrarán sus pareceres como el británico Hilary Evans, significaría que centenares –probablemente millares– de seres humanos (por otra parte considerados perfectamente sanos y normales por los psiquiatras y psicólogos) sufren unas alucinaciones que les hacen creer que han sido llevados a bordo de una nave espacial... pese a que en estado consciente no lo recuerden. Tal y como reconocía el ufólogo Richard Hall en 1978 (uno de los más destacados investigadores mundiales del fenómeno OVNI, y gran promotor del clásico grupo de investigación NICAP), «o cientos de personas de todo el mundo están sufriendo de alucinaciones o ilusiones muy similares, y en ese caso el origen de patología tan extendida debe ser estudiado urgentemente, o está ocurriendo algo extraordinario y con amplias implicaciones para la Humanidad». Si las sospechas de Hall fueran ciertas en lo que respecta a la patología de las abducciones, esto apuntará hacia un grave trastorno del psiquismo humano colectivo; hacia ese inconsciente colectivo de que hablaba Jung. Aparte de que es una explicación más alambicada que la primera, quizá resulte más alarmante. Cabe preguntarse entonces, ¿cuál será la causa de esta misteriosa «enfermedad o epidemia psíquica»?

Sin embargo, y contrastando las evidencias que tenemos en pro y en contra de los casos recogidos, creemos que las abducciones reflejan eventos reales. Su misma homogeneidad nos conduce a creerlo así.


Ilustración del momento en el que Fortunatto Zanfretta está a punto de ser abducido por unos seres extraterrestres de considerables dimensiones.

Pero es que además, en algunos casos, hay inclusive pruebas físicas: huellas en el suelo en el lugar de la presunta abducción, heridas y señales en el cuerpo de los abducidos, etc. Recordemos el caso del vigilante nocturno Fortunatto Zanfretta. Fortunatto es lo que, en pocas palabras, podría considerarse el «prototipo» del abducido: joven, sano, equilibrado, de alto coeficiente intelectual, sencillo y abierto. Y quizá sea quien bata el récord de abducciones: seis veces, por los seres gigantescos que él califica de «horrendos». La abducción se iniciaba, para Fortunatto, con un silbido agudo que sentía en el interior de la cabeza, acompañado de una fuerte queja. Acto seguido perdía el control de su vehículo, un automóvil provisto de radio, y era llevado a lo alto del Monte Marzano en un tiempo sorprendentemente corto. Para comprobar si el coche había sido llevado por el aire, los compañeros de Zanfretta, pertenecientes –como él mismo– a la empresa de seguridad genovesa «Val Bisagno», colocaron cuatro alambres en las cuatro ruedas de un nuevo vehículo que prepararon para Zanfretta –sin que éste lo supiese–; estos alambres unían las ruedas al chasis, y se romperían ineludiblemente si el vehículo fuese alzado materialmente.

Cuando Zanfretta comunicó angustiado por radio que había perdido el control del coche y que «se lo llevaban», sus compañeros partieron aquella noche en su busca encontrándolo, como siempre, en lo alto del Monte Marzano, desvanecido, con el rostro congestionado. Además, como también sucedió las veces anteriores, el techo de su vehículo estaba ardiendo –pese a que la temperatura invernal ambiente era de un grado sobre cero– y... los cuatro alambres que habían colocado previamente los desconfiados compañeros de Zanfretta, aparecieron rotos..

Además de estas incuestionables pruebas circunstanciales de la realidad de la abducción, no faltan investigadores como Am Druffel o el propio Hopkins que están trabajando sobre «pruebas» más sutiles, destinadas a demostrar que la coherencia interna entre relatos de abducción acontecidos en puntos muy distantes del planeta, es abrumadora. Hopkins aseguraba que «actualmente estoy trabajando en una serie de símbolos muy particulares que estos sujetos (los abducidos) han visto dentro de las naves, y que los abducidos ven una y otra vez. Son idénticos en casos y casos. Mantengo esto en secreto –añade–, porque resulta un trabajo fácil comprobar esos símbolos con los de nuevos casos».


Tiempo Perdido

Portada del clásico libro sobre abduciodos Missing Time (Tiempo Perdido) de Budd Hopkins.

Una de las constantes marcadas dentro del fenómeno de las abducciones es el hecho de que las personas que viven uno de estos episodios sólo los recuerdan fragmentariamente, como si o bien los secuestradores presuntamente extraterrestres les hubieran borrado la memoria consciente del hecho, o como si –más razonable aún– el propio cerebro del testigo ante el trauma que supone una experiencia de este tipo, hubiera decidido «olvidar» esos angustiosos momentos y alejarlos –a modo de mecanismo de protección– de la consciencia del abducido. El investigador español Antonio Ribera a este respecto, en su obra Secuestrado por Extraterrestres (1981), escribe: «Los sujetos, por lo general, recuerdan el principio y el final del episodio, pero la parte central del mismo –la más importante– ha sido borrada de su mente consciente. Este "borrado" ha sido hecho sin duda mediante la hipnosis: se les ha impuesto un bloqueo para que no recuerden unas experiencias, que en ocasiones podrían resultar muy traumáticas».

A esta constante abduccionista que, en ocasiones, ha servido incluso para detectar nuevos casos de abducción en los que lo único que recordaba el testigo era tener un importante lapso de tiempo de su vida «desaparecido», se le ha bautizado como «Tiempo Perdido». El responsable de esta denominación fue el ufólogo neoyorquino Budd Hopkins quien, gracias a su obra Missing Time (1981), popularizó el término y provocó que miles de lectores suyos acabasen reflexionando sobre la posibilidad de haber sufrido ellos mismos una experiencia similar a la de los siete casos que Hopkins describe minuciosamente en su obra. «Son historias –dice la propia publicidad de este libro– que pueden sucederle a cualquiera: a sus vecinos, a sus seres queridos, e incluso a usted».

Hopkins señala a lo largo de su obra, –además, una serie de constantes que se repiten sistemáticamente en los casos de abducción, y que pueden servir como pistas para descubrir uno de estos episodios y trabajar –gracias a las sesiones de regresión hipnótica– en recuperar esas memorias perdidas. Estas pistas indican que junto a la sensación de «tiempo perdido» suelen aparecer extrañas cicatrices (generalmente pequeños cráteres en la piel, de forma circular), e incluso la aparición súbita de extrañas fobias irracionales, a ciertos animales como los arácnidos que –a decir de Hopkins–, pueden recordar sutilmente a la memoria inconsciente del abducido la forma y aspecto de los extraterrestres que han secuestrado con anterioridad al testigo.

Ribera, al analizar todo este tipo de constantes, acaba concluyendo en su obra mencionada con una reflexión reveladora: «En los parques naturales y reservas africanas se deja inconsciente a los animales mediante un dardo narcótico. Entonces se les examina, se les toman muestras de sangre, de pelo, y se les hacen mediciones. Luego se les marca y se les deja de nuevo en "libertad". (Si esto es libertad). ¿Y si se hiciera algo parecido con los abducidos humanos? ¿Y sí se les marcase con una marca invisible –o incomprensible– para nosotros?»

Los Primeros informes de ovnis

Antes de que los términos "platillo volador" y "UFO" fueran acuñados, existía un sinnúmero de testimonios –muchos de ellos, escritos– que manifestaban la presencia de fenómenos aéreos extraños, jamás identificados. Estos informes datan desde mediados del siglo XIX hasta principios del siglo XX. Algunos ejemplos son:

*En julio de 1868, los investigadores de fenómenos aéreos paranormales describen la primera visión moderna documentada de un UFO en la ciudad de Copiapo, Chile.
*El 25 de enero de 1878, el diario “Denison” escriben que el granjero local John Martin divulgó haber observado un objeto volador grande, oscuro y circular que se asemejaba a un globo, volando a una velocidad asombrosa.
*El 28 de febrero de 1904, tres miembros de la tripulación del “USS Supply” tuvieron una extraña visión a 300 millas del oeste de San Francisco. Este fenómeno fue denunciado por el teniente Frank Schofield, quien luego se convirtió en comandante en jefe de la flota “Pacífic”.

Schofield describió tres objetos de color rojo brillante con forma de huevo y otros objetos circulares que volaban en formación. Todos ellos se acercaban por debajo de la capa de nubes. Después cambiaron su curso y “se elevaron” sobre ellas, para alejarse de la tierra 2 a 3 minutos después. El más grande tenía el tamaño aproximado de seis soles.

*Un fenómeno inusual ocurrido el 17 noviembre de 1882 fue observado por el astrónomo Edward Walter Maunder, del observatorio real de Greenwich, y también por algunos otros astrónomos europeos. Numerosos informes sobre visiones de diferentes UFO fueron publicados en “Nature” y en otras revistas científicas.
Maunder escribió en “El observatorio” acerca de un “extraño visitante celestial” que tenía “forma de disco”, “forma de torpedo” o directamente el contorno de un dirigible “Zeppelin”. Es necesario tener en cuenta que Maunder describió la aparición en el año 1916.

El testimonio de este astrónomo menciona que el objeto era mucho más brillante que los concurrentes destellos de la aurora, tenía bordes bien definidos y era opaco en el centro, blanquecino o blanco verdoso, contaba con cerca de 30 grados de largo y 3 grados de ancho, y se movía constantemente a través del cielo norteño trasladándose, en menos de dos minutos, del este al oeste.

Maunder indicó que era muy diferente, en cuanto a sus características, de un meteorito de fuego o de cualquier destello de la aurora que él hubiera visto anteriormente. No obstante, Maunder (y algunos otros astrónomos) pensaron que el fenómeno podía estar relacionado, probablemente, con una enorme tormenta magnética auroral que ocurría por aquellos tiempos. Maunder lo llamó “viga auroral”.

*El llamado incidente “Fátima” o “el milagro del sol” fue atestiguado por decenas de miles de personas en Fátima, Portugal, el 13 de octubre de 1917. Muchos investigadores y científicos presumen que éste fue un fenómeno en el que un pueblo entero estuvo ante la presencia de un verdadero UFO.

*El 5 de agosto de 1926, mientras viajaba por las montañas de Humboldt en la región de Kokonor, en el Tibet, Nicholas Roerich divulgó la noticia de que los miembros de su expedición habían visto en lo alto del cielo “algo grande y brillante que había estado reflejando el sol, como un óvalo enorme que se movía a gran velocidad” (éste es un extracto de su diario de viaje “Altai-Himalaya”, publicado en 1929

Mientras que Roerich no especifica cuál creyó que era el origen de ese objeto, en los pasajes circundantes discute acontecimientos teosóficos de civilizaciones antiguas y de su tecnología.

*En cielos europeos y japoneses, durante la Segunda Guerra Mundial, los “Foo-fighters" (las bolas de luz y otras formas que seguían a los aviones) fueron reportados por los pilotos aliados y los del Eje.

*El 25 febrero de 1942, el ejército de los Estados Unidos detectó un avión no identificado –lo registró visualmente y a través de radares–. Éste volaba sobre una región de Los Ángeles, California. La nave permaneció incólume a pesar de recibir durante al menos veinte minutos el fuego antiaéreo de las armas de tierra.

Los orígenes de la nave jamás fueron esclarecidos. El incidente, con el tiempo, se hizo conocido como “la batalla de Los Ángeles” o “el ataque aéreo de la costa oeste”.

*En 1946 existían alrededor de 2000 informes de aviones no identificados en las naciones escandinavas, junto con testimonios aislados de Francia, Portugal, Italia y Grecia. Por aquellos tiempos, estos objetos voladores fueron llamados “granizo ruso” y, más adelante “cohetes fantasma”, porque se pensaba que estos objetos misteriosos eran pruebas rusas de los cohetes alemanes V1 y V2 que habían sido capturados.

Ufos Anecdóticos

Durante el reinado del faraón Thutmose III (alrededor del 1450 A.C.), se escribió una insólita crónica con la descripción de “múltiples círculos de fuego” más brillantes que el sol y con casi cinco metros de diámetro, que aparecieron durante muchos días.

Finalmente éstos desaparecieron, después de ascender a lo más alto del cielo.

Mucho antes, el autor romano Julio Obsequens escribió, en el año 99 A.C., que “en Tarquinia, hacia la puesta del sol, un objeto redondo como un globo, un escudo redondo o circular llevó su trayectoria a través del cielo de oeste a este".

El 24 de septiembre de 1235, el General japonés Yoritsune y su ejército observaron globos no identificados volando ligeramente en patrones erráticos en el cielo de la noche, cerca de Kyoto, Japón.

Los generales consejeros le dijeron que no se preocupara porque “era simplemente el viento que hacía que las estrellas se movieran”.

De acuerdo con un antiguo informe, el 14 de abril de 1561 los cielos de Nüremberg, Alemania, se poblaron de una multiplicidad de objetos aparentemente enfrentados en una batalla aérea.

Estas visiones fueron consideradas generalmente como entidades sobrenaturales, ángeles y otros presagios religiosos.

Algunos investigadores contemporáneos creen que se trata del equivalente antiguo de los informes modernos acerca de los UFO.

Ovnis: Objetos Voladores No Identificados

Un objeto volador no identificado, o “UFO”, es cualquier objeto de vuelo verdadero o evidente que no se puede identificar por el observador común y que sigue sin poder ser identificado después de una investigación profunda.

En la cultura popular, el término UFO se utiliza a menudo para referirse a cualquier nave espacial hipotéticamente extraterrestre. El término “plato o platillo volador” también es ocasionalmente utilizado.

Los informes de fenómenos aéreos inusuales datan de épocas antiguas, pero los testimonios de haber visto algún UFO se han hecho más comunes después de las primeras publicaciones de visiones aparecidas en 1947, que se difundieron a lo largo de los Estados Unidos.

Muchas decenas de miles de informes de visiones de UFO se han realizado mundialmente desde entonces. Cabe contemplar la hipótesis de que muchos más testimonios pudieron no haber sido denunciados debido al temor al ridículo o a la desconfianza pública derivada del estigma social que rodea el tema de los UFOs, y porque la mayoría de las naciones carece de cualquier autoridad oficialmente reconocida para recibir y evaluar informes sobre UFOs.

Una vez que se identifica a un UFO como un objeto conocido –por ejemplo, un globo aerostático o un avión– éste deja de ser clasificado como UFO y se lo reclasifica como objeto identificado.

HISTORIA DE LOS UFO


Muchos fenómenos aéreos inusuales se han divulgado a lo largo de la historia. Varios son fenómenos indudablemente astronómicos: cometas, meteoritos brillantes, uno o más de los cinco planetas que se pueden ver a simple vista, las conjunciones planetarias o los fenómenos ópticos atmosféricos tales como soles simulados y nubes lenticulares.

Otros informes y documentos parecen desafiar la explicación prosaica, pero la resolución de tales dilemas es difícil, puesto que –en el mejor de los casos– la información de un documento histórico puede ser escasa como para efectuar una verificación sensible y con elevado nivel de certidumbre.

Además, la descripción de los informes suelen omitir la exactitud y embellecer los fenómenos observados. Con esto, la cientificidad del caso resulta prácticamente nula.

El mundo del creyente en los ovnis

En términos muy amplios, hay dos tipos de ufología: la seria, practicada utilizando el método científico, y lo que yo llamaría ufología popular, la clase de ufología que uno encuentra en las librerías en la sección de la New Age. No cabe duda de que los ovnis existen realmente, pero ovni significa objeto volante no identificado, y, hasta donde yo sé, no hay ninguna prueba tangible de que ningún ovni sea una nave espacial extraterrestre. Es innegable que algunas personas realmente ven (o creen ver) cosas en el cielo que no reconocen; pero denominarlas ovnis es quizá prejuicioso, porque la expresión objeto volante implica un aparato mecánico como pudiera ser una nave espacial extraterrestre. Una denominación mejor sería la de aparición aérea no identificada, cuyo estudio científico ha llevado al descubrimiento de numerosos fenómenos inusuales, tales como las luces de terremoto, un tipo de descarga atmosférica causada por la actividad geomagnética.

Quiero dedicar este ensayo a la ufología popular, que, en EE UU, supone la creencia de que algunos ovnis son naves espaciales extraterrestres. ¿Por qué tanta gente -al menos la mitad de los norteamericanos encuestados- cree algo tan increíble y sobre la base de evidencias tan endebles? La respuesta es sencilla: lo creen porque no consideran que sea increíble, o que la evidencia sea endeble. ¿Por qué? Para encontrar la respuesta, debemos adentrarnos a través del espejo en el mundo de los creyentes, donde encontraremos un completo universo lleno de formas de vida alienígena, tecnologías de ciencia ficción e intrigas políticas.

Posibilidad es inevitabilidad

Debemos comenzar con la cuestión de la existencia de vida alienígena, dado que sin ella la creencia en esta ufología popular despegar del suelo. ¿Cuáles son los hechos que conocemos?

Si dejamos de lado las afirmaciones de la propia ufología popular, nos encontramos con que no hay absolutamente ninguna evidencia de que exista vida extraterrestre inteligente. Los varios proyectos SETI (búsqueda de inteligencia extraterrestre), que escrutan el cielo con potentes radiotelescopios intentando captar señales alienígenas, no han dado ningún resultado. Si Marte pudo haber acogido alguna vez organismos unicelulares, según los datos de las sondas Viking que aterrizaron allí, hoy en día es un planeta muerto. Hasta donde la ciencia conoce, por tanto, estamos solos en el universo.

Sin embargo, habría que buscar mucho para encontrar un científico dispuesto a sostener que la vida es un fenómeno único de la Tierra. Por el contrario, la mayoría de los científicos cree que la vida extraterrestre probablemente exista, ahí fuera, en algún lugar, puesto que el universo es inmensamente grande. Incluso si la posibilidad de vida inteligente es de una entre mil millones, existen tantos billones de estrellas que sería francamente sorprendente descubrir que no existe vida alienígena. El creyente interpreta esto como que la vida extraterrestre definitivamente existe. Su siguiente paso es traer a los alienígenas a la Tierra.

Se pueden elaborar argumentos acerca de la gran dificultad que supone un viaje interestelar basado en la física que conocemos. FRANK DRAKE, por ejemplo, explica que el gasto de energía y los recursos necesarios para trasladar cien alienígenas a un sistema solar próximo serviría para proporcionar un lujoso nivel de vida a cien mil alienígenas que decidiesen quedarse en casa, y que, por tanto, cualquier especie extraterrestre capaz de contar consideraría un enorme desperdicio cualquier intento de exploración de la galaxia (salvo si se hiciese mediante radio). Podríamos añadir que la distancia entre las estrellas es simplemente demasiado grande como para atravesarla en un período de tiempo razonable.

Sin embargo, en opinión del creyente, tales argumentos son un signo de cerrazón mental. Para el creyente, la barrera de la luz se romperá algún día, igual que se rompió la barrera del sonido. Incluso citaría el trabajo de Alcubierre sobre el impulso warp y concluiría que, puesto que la posibilidad es igual a inevitabilidad, los extraterrestres pueden utilizar la materia exótica y usar tecnología translumínica. Su argumento final sería que «la ciencia no lo conoce todo», que las leyes de la física tal y como las conocemos son una aproximación transitoria hacia las leyes de la física que nuestros visitantes extraterrestres conocen y utilizan.

Indudablemente, es posible que existan los alienígenas, e incluso que puedan visitar la Tierra. No tiene sentido discutir que semejante reto tecnológico sería imposible para los humanos porque, bueno, al fin y al cabo hablamos de extraterrestres, y ¿quién nos asegura que ellos no tengan el impulso warp o que su período de vida no alcance los diez mil años? Los escépticos deben admitir la posibilidad de visitantes extraterrestres, pienso yo, pero no su inevitabilidad. La prueba, sin duda, debe estar por algún sitio. Así que la cuestión que debe contestar la ufología popular es: ¿Dónde está la evidencia física de que los alienígenas estén visitando la Tierra?

¿Dónde está la vaca?

El eje de una creencia en las visitas de extraterrestres debe ser una teoría conspiratoria: la idea de que la evidencia física de estas visitas está siendo ocultada al gran público por el Gobierno o por los propios extraterrestres. Sin una teoría conspiratoria de algún tipo, la creencia en los visitantes alienígenas es simplemente insostenible, puesto que no se conoce ninguna evidencia física de que los extraterrestres estén visitando la Tierra.

Los creyentes sostendrán que existe un montón de evidencias: avistamientos, informes, e incluso pruebas físicas como círculos en los campos de cereales, ganado mutilado o marcas en el suelo. Pero todos esos ejemplos de evidencia son simplemente afirmaciones. Se afirma que lo que se vio era una nave extraterrestre o se afirma que una vaca fue mutilada por alienígenas, pero nunca hay ninguna prueba científica de que los extraterrestres hayan tenido nada que ver en el asunto.

De hecho, la ufología popular consiste enteramente en afirmaciones, y sólo es posible estudiar esas afirmaciones. No podemos estudiar a los propios ovnis -puesto que por definición son no identificados y se trata de fenómenos transitorios-, y tampoco podemos reproducir los avistamientos en el laboratorio. ¡Tenemos una montaña de afirmaciones acerca de los alienígenas, y ni una sola evidencia física de que siquiera existan los alienígenas!

¿Cómo podemos hacer que encajen las afirmaciones con la falta de evidencias? Los escépticos adoptan una actitud abierta y procuran dejar de lado las afirmaciones sobre extraterrestres para determinar la verdadera naturaleza del fenómeno. El problema, como ya he dicho, es que la mayoría de las veces el único fenómeno que tenemos para estudiar es la afirmación en sí misma, puesto que el ovni hace tiempo que se ha marchado.

Sin embargo, para un creyente no hay distinción entre las palabras afirmación y evidencia. Si alguien afirma que ha visto una nave extraterrestre, el creyente se limita a preguntarse: «¿Es un testimonio fiable?». Mientras que el escéptico preguntaría: «¿Lo que vio era una nave extraterrestre?». El creyente, dado que sabe con seguridad que los extraterrestres existen y que pueden visitar la Tierra, da por sentado que un policía o un piloto de caza es capaz de reconocer una nave extraterrestre cuando la ve.

Pero... ¿puede realmente? Trate de preguntar a alguien que asegure haber visto una nave extraterrestre cómo fue capaz de deducir que lo que vio fue (1) una nave espacial y (2) extraterrestre. Una pequeña minoría asegurará tener buenas razones para haber llegado a esa conclusión, como puede ser una conversación con los alienígenas o una visita a otro planeta en la nave espacial. Pero la inmensa mayoría de ellos dirá que vio una luz que se movía en el cielo y, por lo tanto, no tiene ninguna base para decir que vio una nave extraterrestre. Si se les pregunta, se ponen a la defensiva -«Yo sé lo que vi»- o incluso se muestran claramente arrogantes: «Tiene usted la mente cerrada».

Es lamentable que la pequeña minoría que llega a encontrarse con los extraterrestres nunca haya obtenido una prueba tangible de que tal cosa sucedió realmente. Ni siquiera los abducidos se las arreglan para birlar un mísero cenicero alienígena de la habitación en la que les interrogan. Es la completa ausencia de evidencia la que deja a los escépticos perplejos: ¿No hay por ahí absolutamente nada extraterrestre que sirva de prueba de todas esas visitas alienígenas?

Pero los creyentes pueden explicarlo con toda facilidad, y formar un paquete consistente que incluye cualquier cosa que parezca apoyar su creencia. Hay una conspiración mundial para esconder esas visitas extraterrestres, en la que están involucrados los propios extraterrestres o un gobierno secreto, o ambos a la vez. Cada fragmento de evidencia física es inmediatamente recogido por los agentes de esta horrible conspiración -quizá los siniestros hombres de negro- en cualquier parte del mundo en que pueda aparecer. Aquéllos que tienen conocimientos peligrosos acerca de esta verdad son intimidados para que callen, o se les hace desaparecer. Por supuesto, si el Gobierno niega todo conocimiento acerca de las visitas alienígenas -como ocurrió en la reciente investigación sobre el incidente Roswell-, se trata tan sólo de un nuevo intento de ocultar los hechos, y cualquier evidencia que pueda debilitar esta teoría conspiratoria es simplemente una desinformación.

Debemos excusar a los escépticos por considerar esta idea como un poco paranoica y por objetar que se trata de una hipótesis no falsable, pero una vez que el creyente ha ingerido esta píldora mágica es capaz de creer en lo que quiera. Y no ayuda nada a los escépticos el que, gracias a la Ley de Libertad de Información, los que sostienen esa teoría conspiratoria puedan acceder hoy en día a documentos que mencionan los ovnis, escritos en una época -la guerra fría- en la que la paranoia sobre una conspiración comunista dominaba a los políticos y militares norteamericanos. Cabría esperar que los militares norteamericanos hubiesen puesto un especial interés en cualquier informe relativo a fenómenos inusuales en el cielo durante el período de la guerra fría, fuesen éstos reales, erróneos o imaginarios, pero los creyentes se agarran a ellos como prueba de la conspiración y, por tanto, de las visitas extraterrestres, ya que no hay humo sin fuego.

Diez millones de moscas no pueden estar equivocadas

En el corazón de la ufología popular, hay unos pocos individuos absolutamente dedicados a ella. Algunos de ellos creen de verdad que los extraterrestres están visitando la Tierra, basándose en experiencias personales. Otros están ordeñando la vaca de la ufología con todo cinismo, simplemente por las ganancias que obtienen. Pero la mayoría de los creyentes no encaja en estos prototipos. Simplemente han leído un gran número de libros sobre ovnis, en los cuales las afirmaciones se presentan como hechos, y han sacado la conclusión de que si hay tantos libros, revistas y programas de televisión acerca de visitantes alienígenas y si el 50 % de los norteamericanos cree en ellos, es que algo debe haber.

¿Qué daño puede hacer creer en semejante cosa? En la mayoría de los casos, probablemente ninguno. Personalmente, no veo una gran diferencia entre quien escribe acerca de visitantes extraterretres y quien se dedica a calcular horóscopos o explota un servicio telefónico de videncia como un «entretenimiento solo para adultos». La gente realmente desea creer en esas cosas por alguna razón, y está dispuesta a pagar para que les digan lo que quieren oír. En definitiva, no importa realmente si el 50 % de los norteamericanos cree o no en visitas alienígenas. Si no estamos, como piensan algunos, en las vísperas de una invasión extraterrestre y si nuestros impuestos no se gastan en gorros de plomo para preservarnos de las ondas cerebrales alienígenas, no veo ningún daño en divertirse un poco con hombrecillos verdes o grises, o del color que sean.

Es más: la idea de un universo repleto de viajeros alienígenas es de por sí divertida, y ha dado lugar a géneros de literatura y arte que ha sido disfrutado por igual por escépticos y creyentes.

Sin embargo, hay un par de excepciones que quisiera mencionar. La primera es la práctica de recuperar recuerdos de abducciones alienígenas mediante la hipnosis. Si estas almas torturadas no han sido realmente abducidas por extraterrestres -y recuerdo que ni una sola de las víctimas ha sido capaz de demostrarlo-, entonces uno tiene que poner en duda los métodos y la ética de sus hipnotizadores. Sería de esperar que los propios terapeutas hubieran intentado regular el uso de la hipnosis, especialmente en una sociedad tan litigiosa como es la de EE UU.

En segundo lugar, y como es obvio, los casos en los que las afirmaciones de la ufología popular dañan realmente a la gente son los de las sectas ufológicas. Por supuesto, la ufología no es la única religión que ha provocado suicidios en masa, pero al contrario que la mayoría de las religiones, los ufólogos aseguran tener una base científica. De hecho, habría mucho que criticar en lo que se entiende por ciencia dentro de la ufología popular, y los que apoyan la idea de que las visitas extraterrestres han sido refrendadas por auténticas evidencias científicas deberían darse cuenta de los extremos a los que puede llevar este tipo de exageraciones.

EXTRATERRESTRES

A menudo, la gente confunde los platillos con la posibilidad de vida extraterrestre. Se suele creer que, siendo el Universo tan grande, afirmar que los terráqueos somos los únicos habitantes del mismo es algo entre el chauvinismo y la cerrazón mental. Sin embargo, el que haya o no vida en otros mundos es un debate muy diferente del que plantea la afirmación de los ufólogos de que nos visitan naves en la Tierra.

Evidentemente, si alguien aportara la prueba de que un ovni tiene origen extraterrestre, habríamos solucionado el enigma de si estamos solos en el Cosmos. Pero esto no ha sucedido hasta la fecha, y todo indica que el fenómeno ovni nada tiene que ver con este enigma. Así, no es extraño que los científicos planteen su búsqueda en territorios menos folkloristas y más reales.

Tras la efervescencia pública de los programas de SETI (Búsqueda de Inteligencia Extraterrestre) promovidos por la NASA o por organizaciones como la Sociedad Planetaria de CARL SAGAN, FRANK DRAKE y STEVEN SPIELBERG, que plantean la búsqueda en ondas de radio de mensajes emitidos por civilizaciones extrasolares tecnológicas, se ha abierto recientemente una fructífera línea de investigación en Astronomía: la búsqueda de planetas en torno a otras estrellas.

Una salvedad importante: aunque la vida tal como la conocemos en la Tierra necesita de un planeta sólido con presencia de agua y atmósfera, nadie sabe si estos condicionamientos son universales. De igual manera, tampoco se puede saber si en los planetas que se descubran se habrá dado el cúmulo de sucesos (desconocido por el momento para la ciencia) que propicie la aparición de la vida, por no hablar de vida inteligente y tecnológica.

En cualquier caso, durante los últimos meses se está asistiendo al descubrimiento evidencial de la existencia de planetas en torno a otras estrellas. Aunque no se han observado directamente (hay que tener en cuenta que un planeta como la Tierra emite menos de una millonésima parte de la luz del Sol, por lo que a distancias de varios años luz sería casi imposible fotografiarnos), se han encontrado pruebas de la presencia de planetas en torno a algunas estrellas, como 51 Pegasi, 70 Virginis o 47 Ursae Majoris.

Los astrónomos pueden detectar los cíclicos movimientos que una estrella realiza debido a la atracción gravitatoria de sus planetas: nuestro Sol se mueve también debido a la atracción de los planetas, aunque en el caso solar casi todo se lo lleva Júpiter, el planeta gigante que reúne casi toda la masa planetaria de nuestro sistema.

Recientemente se han reunido en Toledo astrofísicos de varios países para poner en marcha proyectos de investigación en el infrarrojo que permitan detectar la débil emisión de planetas orbitando en torno a otras estrellas, usando un telescopio infrarrojo interferométrico montado en un satélite. Estos proyectos, Oases de la NASA y Darwin de científicos europeos que buscan el apoyo de la Agencia Espacial Europea (ESA), podrían no sólo obtener imágenes de los planetas, sino -y sobre todo- recopilar datos sobre su atmósfera, para determinar la posible existencia de agua, ozono o dióxido de carbono. Su objetivo serían las más de cien estrellas similares a nuestro Sol que están dentro de una esfera de unos 40 años luz desde la Tierra, accesibles a este futuro instrumento.

Esta búsqueda de territorios extraterrestres que podrían ser adecuados para la vida es sin duda más sosegada y paciente que las afirmaciones de quienes creen que somos visitados por extraterrestres desde siempre, o al menos desde hace unos decenios. Pero sobre todo es bastante más seria, y con posibilidades de permitir un avance en el conocimiento, algo que tantos años de ufología no ha conseguido en lo más mínimo.

TESTIGOS DE OVNIS

El conglomerado que supone la fenomenología ovni es difícil de abordar por varias razones. Primeramente, no existe una buena definición de lo que es un «objeto volante no identificado»: hay que tener en cuenta que cualquier persona puede ver algo en el cielo desconocido. El término ovni, que viene de la terminología de aviación, presupone que se trata de un objeto, pero se ha demostrado que a menudo el estímulo es una simple luz, como en más de la mitad de los avistamientos nocturnos, en los que los testigos suelen tomar por un ovni lo que es un planeta, la Luna u otro fenómeno astronómico.

El segundo punto complicado de entender lo constituye el que los ovnis no son fenómenos independientes de sus observadores: por decirlo de manera sencilla, lo que tenemos normalmente es uno o varios testigos que dicen haber visto algo anómalo, con lo que debemos tener en cuenta los factores perceptivos y la psicología del testimonio. Este tema es a menudo obviado por los ufólogos, para quienes la cualificación profesional marca un baremo de calidad del testigo. Es decir, un testimonio de un piloto, o de un astrónomo, suele ser apreciado como de más fiabilidad que el de un ama de casa. Pero la psicología nos advierte de lo contrario.

Y hay un tercer factor: el efecto investigador. No podemos olvidar que, normalmente, quienes investigan los ovnis, los ufólogos, tienen ideas Preconcebidas sobre su origen: extraterrestres, fenómenos paranormales, conspiraciones gubernamentales... Esto puede ser un sesgo importante. De igual manera, las investigaciones de campo incluyen encuestas que en muy pocos casos tienen un mínimo diseño científico. Se limitan a intentar recopilar cuantos más detalles sea posible, induciendo al testigo a compartir las creencias del ufólogo.

PHILIP J. KLASS, uno de los investigadores norteamericanos del tema ovni con más amplia trayectoria y con más casos resueltos (lo que le ha convertido en la bestia negra de los ufólogos de todo el mundo), acuñó hace unos años diez principios comunes a los sucesos ovnis. Resultado de sus múltiples investigaciones, estos principios permiten desentrañar algo la complicada maraña de los ovnis, en donde se mezcla la percepción y la memoria de los testigos, y los intereses o creencias de los investigadores.

1º. Personas básicamente honestas e inteligentes, que se ven de repente expuestas a un suceso breve e inesperado, especialmente uno en el que aparezca un objeto no conocido, pueden ser muy poco exactos cuando intentan describir de manera precisa lo que vieron.

2º. A pesar de las limitaciones intrínsecas de la percepción humana, en los casos mencionados anteriormente, algunos detalles recordados por el testigo pueden ser razonablemente exactos. El problema al que se enfrenta el investigador de ovnis es distinguir entre los detalles correctos y los incorrectos. Esto puede ser imposible si no se llega a determinar la verdadera identidad del ovni; en algunos casos, se trata de un problema insoluble.

3º. Si una persona que observa un objeto inusual o desconocido concluye que probablemente es una nave de otro mundo, inmediatamente puede aducir que el objeto está reaccionando a su presencia o acciones, cuando en realidad no haya ninguna relación causa-efecto.

4º. Los medios de comunicación que dan mucha importancia a un suceso ovni cuando aparece por vez primera, suelen posteriormente dedicar muy poco (o nada) espacio o tiempo a informar sobre una explicación prosaica para el caso, una vez que los hechos sean explicados.

5º. No hay observador humano, incluyendo a pilotos aéreos experimentados, que puedan estimar correctamente bien la distancia, la altura o el tamaño de un objeto desconocido en el cielo, salvo que esté muy cerca de un objeto familiar cuyo tamaño o altura son conocidos.

6º. Cuando las informaciones periodísticas llevan al público a creer que puede haber ovnis cerca, aparecen objetos naturales o artefactos humanos que, especialmente si se ven de noche, pueden adquirir características inusuales en la mente de quienes los vean. Sus testimonios ovni entonces ayudan a aumentar la excitación popular. Esta situación se realimenta hasta que los medios de comunicación pierden interés en el tema, y entonces la oleada rápidamente desaparece.

7º. Cuando se intenta descubrir si un testimonio ovni es fraudulento, un investigador debería basarse en la evidencia física, o en la ausencia de ella, sin depender de las características de las personas envueltas en el suceso.

8º. La incapacidad de los investigadores (incluso experimentados) para explicar positivamente un caso ovni debida a la falta de suficiente información (aunque se haya realizado un riguroso esfuerzo), realmente no supone una evidencia que apoye la hipótesis de que astronaves de otros mundos nos visiten.

9º. Cuando se ve una luz en el cielo nocturno que se toma por un ovni, y esto se informa a un operador de radar, a quien se le pide que busque en su pantalla un blanco desconocido, casi invariablemente se encontrará una. Recíprocamente, si aparece un blanco inusual en el radar y se sospecha que sea un ovni, cuando se le pida a un observador que busque alguna luz en el cielo, también invariablemente la encontrará.

10º. Muchos casos ovni parecen extraños e inexplicables simplemente porque los investigadores no han sido capaces de dedicar el esfuerzo suficiente a su investigación.

TESTIMONIOS DE PILOTOS

Dentro del folklore ufológico, se afirma sin disimulos que los pilotos de aviación son testigos privilegiados. Muchos investigadores tienden a no objetar nunca un testimonio de un piloto.

Por ejemplo, tenemos un avistamiento ovni acontecido en las cercanías de la base aérea militar de Manises (Valencia) el 26 de setiembre de 1973, un caso de entre los que el Mando Operativo Aéreo del Ejército del Aire ha mantenido clasificado durante décadas, para su posterior puesta a disposición del público recientemente.

Dos pilotos de la Fuerza Aérea española, volando sobre el Mediterráneo, se acercaban esa noche a Valencia, en un Mirage, cuando vieron un objeto luminoso, a una altura similar a la que volaban, y a una distancia que estimaron en cuatro millas náuticas. La luz, tras seguir en paralelo al avión, cuando éste comenzó a descender para la aproximación a pista, cambió de color y se movió rápidamente, para desaparecer.

Para algunos investigadores, este caso no puede ser explicado. Por ejemplo, WILLY SMITH, coordinador de un proyecto de catalogación de casos denominado UNICAT, considera que por los datos y la fiabilidad de los testigos no es posible una solución «natural».

Sin embargo, resulta paradójico que, aproximadamente en la misma dirección que estaba el ovni, los pilotos deberían haber encontrado a Venus, el astro más brillante de esa noche, que se encontraba a pocos grados por encima del horizonte, y sujeto por lo tanto a alteraciones atmosféricas de brillo y color. Pero estos testigos de alto nivel nunca dijeron algo tan clarificador como «el objeto luminoso aparecía junto al brillante Venus». Para otros investigadores, por lo tanto, la conclusión más razonable es que el ovni fuera precisamente Venus.

SECUESTRADOS POR EXTRATERRESTRES

En 1987 se publicaron en Estados Unidos dos libros que marcaron un hito en la historia del fenómeno ovni: Comunión, de WHITLEY STRIEBER, e Intrusos, de BUDD HOPKINS. El autor del primero relataba una serie de sucesos en los que era secuestrado por unas criaturas extrañas durante la noche, para ser llevado a lo que sería una nave espacial y allí ser sometido a exploraciones y vejaciones como la introducción de una sonda anal. En el segundo, se sugería que cientos de personas habían sido víctimas de este tipo de secuestros, denominados en la jerga ufológica abducciones (traducción directa del término jurídico inglés correspondiente a secuestro). Estos textos marcaron el pistoletazo de salida de una de las modas ufológicas de más actividad en los últimos tiempos.

Las abducciones suponen un cambio importante en el folklore platillista porque suelen hacer hincapié en aspectos negativos: los sujetos abducidos lo son a la fuerza, siendo sometidos a extrañas o aberrantes prácticas paramédicas, y confiesan sufrir posteriormente alteraciones psicológicas: temores, depresiones e incluso paranoias. Hay que tener en cuenta que normalmente aquellos que declaraban haber establecido contacto directo con los tripulantes de los ovnis, los contactados, solían recibir más bien un adoctrinamiento espiritual, de manera que su experiencia era más bien positiva, haciéndoles elegidos para traernos de vuelta un mensaje, normalmente mesiánico o milenarista. Un claro ejemplo de este tipo de contactos lo marca la sectaria Misión Rama, nacida en Perú en los años 70 y popularizada en nuestro país gracias a los escritos de JUAN JOSÉ BENÍTEZ, cuyo eslogan era «Rama es Amar». Típica también es la prolongada historia contactista italiana de EUGENIO SIRAGUSA, autoproclamado «embajador de las potencias celestes», que aún hoy sigue viva en su afán de darnos a conocer los mensajes de Fátima a través del estigmatizado GIORGIO BONGIOVANNI.

El primer caso de este tipo de sucesos que alcanzó popularidad había sucedido sin embargo bastantes años antes, en 1961, cuando el matrimonio HILL relató haber sufrido un encuentro con un ovni, sin recordar lo que había sucedido durante un periodo de más de una hora. Tras ser sometidos a hipnosis, recordaron haber sido introducidos en una nave, y sometidos a exploraciones médicas.

La hipnosis parece ser una terapia clave en la recolección de casos de abducidos (que algunos como Hopkins o JOHN MACK aseguran alcanza a un porcentaje superior al 4% de la población norteamericana, o incluso mundial). Hay que tener en cuenta, en cualquier caso, que la hipnosis no es un método fiable para recordar nada: de hecho, no se admiten testimonios de este tipo como pruebas en los juicios, y los psicólogos advierten que las memorias de sujetos inducidos a hipnosis son más coloristas, con muchos detalles, pero en ningún caso más exactas que las obtenidas en una simple entrevista. Lo que es peor, al creer el hipnotizado que carece de voluntad, puede ser fácilmente inducido a seguir o creer las sugerencias del hipnólogo; una vez más aparece el efecto investigador: los abduccionólogos creyentes descubren fácilmente que sus pacientes les afirman en su creencia, mientras que los escépticos no lo hacen.

No hay ningún caso en el que el suceso de abducción se acompañe de pruebas (testigos, evidencias físicas) suficientes para apoyar la idea de que haya ocurrido realmente fuera de la mente del sujeto. Todo lo contrario, las experiencias de visitantes de dormitorios se hallan abundantemente descritas en la literatura psicológica como productos de alucinaciones en fases cercanas al sueño (hipnagógicas e hipnopómpicas), e incluyen la sensación de inmovilidad, la presencia de seres extraños, y la experiencia extracorpórea, pudiendo sentirse trasladado a otro lugar.

En nuestro país, el ex-sacerdote SALVADOR FREIXEDO, ha sido uno de los más ardientes defensores de este lado oscuro del fenómeno ovni. Para Freixedo, varias razas diferentes de extraterrestres llevan a cabo desde hace años un plan programado de experimentación genética con los humanos, en connivencia con las grandes potencias (gobiernos y militares): los humanos somos sus conejillos de indias, a cambio de adelantos tecnológicos. Si alguien espera una prueba mínimamente convincente de semejantes afirmaciones en los escritos de Freixedo, se llevará un gran chasco: todo aquél que no le crea es poco más o menos, usando sus palabras, «un pobrecito engañado».

OVNIS: ANATOMÍA DE UN MITO

El año que viene podríamos celebrar el cincuentenario de los platillos volantes: en Julio de 1947, el aviador KENNETH ARNOLD, volando sobre el estado de Washington, en los Estados Unidos, vio unas luces alineadas sobre el Monte Rainier, volando de una manera que él describió como «platos de postre cuando los lanzas sobre el agua».

Aunque ya desde los años 50 se supo que lo que posiblemente contemplaba este piloto eran reflejos de la luz del Sol sobre las nevadas cumbres de las Cascade Mountains, lo cierto es que marcaron el inicio de un mito que, incluso hoy, es terriblemente popular. La creencia en los ovnis está ampliamente extendida: a partir de datos de encuestas norteamericanas, se estima que casi un 10% de la población ha visto alguna vez un ovni. Los ufólogos, término con que se autoproclaman quienes investigan el fenómeno de los avistamientos de luces extrañas en el cielo, afirman que en estos cincuenta años se han producido más de un millón de apariciones de ovnis. Si esto fuera así, cada día en algún lugar del planeta habrían aparecido tres platillos volantes.

Paradójicamente, la evidencia sobre estos casos es terriblemente escasa: ni una sola prueba que determine si son naves extraterrestres, proyectos militares o fenómenos paranormales. Frente a ello, los casos de ovnis que se acaban explicando como fenómenos de naturaleza conocida son aún muchos más (en un factor de 10), lo que ha llevado a los científicos a la opinión generalizada de que, en el fondo, tras el fenómeno ovni no hay nada nuevo o desconocido para la ciencia.

Para los creyentes en los platillos, esta actitud racional intenta negar la evidencia (aunque no logran decir cuál es ésta) o bien ocultar secretos intereses (aunque nunca se den pruebas de estas conspiraciones).

En este dossier, presentamos las principales claves de un fenómeno cuya popularidad y fanatismo configuran uno de los principales mitos de nuestra época.