sábado, 9 de febrero de 2008

SECUESTRADOS POR EXTRATERRESTRES

En 1987 se publicaron en Estados Unidos dos libros que marcaron un hito en la historia del fenómeno ovni: Comunión, de WHITLEY STRIEBER, e Intrusos, de BUDD HOPKINS. El autor del primero relataba una serie de sucesos en los que era secuestrado por unas criaturas extrañas durante la noche, para ser llevado a lo que sería una nave espacial y allí ser sometido a exploraciones y vejaciones como la introducción de una sonda anal. En el segundo, se sugería que cientos de personas habían sido víctimas de este tipo de secuestros, denominados en la jerga ufológica abducciones (traducción directa del término jurídico inglés correspondiente a secuestro). Estos textos marcaron el pistoletazo de salida de una de las modas ufológicas de más actividad en los últimos tiempos.

Las abducciones suponen un cambio importante en el folklore platillista porque suelen hacer hincapié en aspectos negativos: los sujetos abducidos lo son a la fuerza, siendo sometidos a extrañas o aberrantes prácticas paramédicas, y confiesan sufrir posteriormente alteraciones psicológicas: temores, depresiones e incluso paranoias. Hay que tener en cuenta que normalmente aquellos que declaraban haber establecido contacto directo con los tripulantes de los ovnis, los contactados, solían recibir más bien un adoctrinamiento espiritual, de manera que su experiencia era más bien positiva, haciéndoles elegidos para traernos de vuelta un mensaje, normalmente mesiánico o milenarista. Un claro ejemplo de este tipo de contactos lo marca la sectaria Misión Rama, nacida en Perú en los años 70 y popularizada en nuestro país gracias a los escritos de JUAN JOSÉ BENÍTEZ, cuyo eslogan era «Rama es Amar». Típica también es la prolongada historia contactista italiana de EUGENIO SIRAGUSA, autoproclamado «embajador de las potencias celestes», que aún hoy sigue viva en su afán de darnos a conocer los mensajes de Fátima a través del estigmatizado GIORGIO BONGIOVANNI.

El primer caso de este tipo de sucesos que alcanzó popularidad había sucedido sin embargo bastantes años antes, en 1961, cuando el matrimonio HILL relató haber sufrido un encuentro con un ovni, sin recordar lo que había sucedido durante un periodo de más de una hora. Tras ser sometidos a hipnosis, recordaron haber sido introducidos en una nave, y sometidos a exploraciones médicas.

La hipnosis parece ser una terapia clave en la recolección de casos de abducidos (que algunos como Hopkins o JOHN MACK aseguran alcanza a un porcentaje superior al 4% de la población norteamericana, o incluso mundial). Hay que tener en cuenta, en cualquier caso, que la hipnosis no es un método fiable para recordar nada: de hecho, no se admiten testimonios de este tipo como pruebas en los juicios, y los psicólogos advierten que las memorias de sujetos inducidos a hipnosis son más coloristas, con muchos detalles, pero en ningún caso más exactas que las obtenidas en una simple entrevista. Lo que es peor, al creer el hipnotizado que carece de voluntad, puede ser fácilmente inducido a seguir o creer las sugerencias del hipnólogo; una vez más aparece el efecto investigador: los abduccionólogos creyentes descubren fácilmente que sus pacientes les afirman en su creencia, mientras que los escépticos no lo hacen.

No hay ningún caso en el que el suceso de abducción se acompañe de pruebas (testigos, evidencias físicas) suficientes para apoyar la idea de que haya ocurrido realmente fuera de la mente del sujeto. Todo lo contrario, las experiencias de visitantes de dormitorios se hallan abundantemente descritas en la literatura psicológica como productos de alucinaciones en fases cercanas al sueño (hipnagógicas e hipnopómpicas), e incluyen la sensación de inmovilidad, la presencia de seres extraños, y la experiencia extracorpórea, pudiendo sentirse trasladado a otro lugar.

En nuestro país, el ex-sacerdote SALVADOR FREIXEDO, ha sido uno de los más ardientes defensores de este lado oscuro del fenómeno ovni. Para Freixedo, varias razas diferentes de extraterrestres llevan a cabo desde hace años un plan programado de experimentación genética con los humanos, en connivencia con las grandes potencias (gobiernos y militares): los humanos somos sus conejillos de indias, a cambio de adelantos tecnológicos. Si alguien espera una prueba mínimamente convincente de semejantes afirmaciones en los escritos de Freixedo, se llevará un gran chasco: todo aquél que no le crea es poco más o menos, usando sus palabras, «un pobrecito engañado».

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